No todos nos arriesgamos por nuestros sentimientos más profundos, y no por ello dejan de ser tan verdaderos. Pero pasamos página, dejando escapar oportunidades que en su momento no vemos o no queremos ver. Pero el ser humano es así. Simplemente, acostumbrados a nuestros esquemas mentales y envueltos por un sin fin de miedos, entre ellos el miedo a equivocarnos, decidimos optar por quedarnos en puerto seguro en vez de soltar amarras y adentrarnos en el mar, en ese mar que aunque sea desconocido, nos llena de paz, de magia y de amor y que no podemos evitar sentirnos atraídos por él, y que quien sabe, a lo mejor en el fondo de ese mar estaba escondido el tesoro de nuestra felicidad más plena.